sábado, 6 de octubre de 2012

CARTA PARA EL MES MORADO


LIMA, PERÚ    N° 272    OCTUBRE 2012

OCTUBRE MES MORADO … COLOR DE LA TRADICIÓN

Tradición y creencia religiosa peruana de más de 300 años. Multitudes de todas las razas y condiciones sociales se unen bajo una sola creencia y una sola fe alrededor de la imagen del Cristo de Pachacamilla, el Cristo Moreno, con la tradicional procesión del Señor de los Milagros, una de las manifestaciones religiosas más grandes del mundo. Mientras que muchas personas se visten con hábitos de color morado, otros llevan una corbata o una cinta morada acompañada de un detente en el pecho y, especialmente en la ciudad de Lima, calles, casas y muchos lugares públicos son adornados con banderas y pancartas de dicho color.

Todo empezó a mediados del siglo XVI, cuando un negrito angoleño que vivía en un barrio de Lima llamado Pachacamilla pintó en una pared de adobe del salón donde se reunía su cofradía, una imagen de Jesús Crucificado. La pared de adobe donde fue pintada era tosca, de acabado imperfecto y quedaba cerca de una acequia que afectaba sus cimientos. Sin embargo, a pesar de estas y otras adversidades, la imagen ha perdurado sorprendentemente. El 13 de Noviembre de 1655 un fuerte terremoto estremeció la ciudad de Lima y Callao, causando la caída de muchas iglesias y mansiones. Como era de esperase, el sismo afectó también la zona de Pachacamilla, donde estaba situada la cofradía de los angoleños, pero a pesar de haberse caído gran número de paredes, quedó en pie el muro de abobe donde estaba pintada la imagen del Cristo Crucificado.

Lo mismo sucedió  el 10 de Octubre de 1687, cuando un maremoto arrasó con el Callao y parte de Lima y derribó la capilla edificada en honor a la imagen de Cristo, quedando erguida solamente la pared de la imagen dibujada. Estos sucesos originaron la confección de una copia al óleo de la imagen y que, por primera vez, saliera en andas por las calles del barrio de Pachacamilla, estableciéndose a partir de ese momento que la procesión tuviese lugar los días 18 y 28 de Octubre de cada año. Hoy en día, no sólo en el Perú sino donde quiera que existan comunidades de peruanos, podremos encontrar personas que se unen bajo el eslabón de una sola fe, una sola esperanza puesta en el Señor de los Milagros.

JESUCRISTO "EL SEÑOR DE LOS MILAGROS"

Jesucristo, nuestro Señor, es "El Señor de los Milagros" que veneramos. Pero en el lienzo no solo aparece Jesús crucificado. Sobre la cruz, se encuentra el Espíritu Santo y el Padre.  A la derecha del Señor, su Santísima Madre con el corazón traspasado por una lanza de dolor y a su izquierda, María Magdalena. Además de su hermosura, el lienzo es una maravillosa representación de las verdades de nuestra fe. Celebrar al Señor de los Milagros es celebrar al Señor que tanto nos ama que se entregó en la cruz por nosotros.  En la devoción al Señor de los Milagros nos unimos a la Virgen Madre y a María Magdalena con dolor pero con profunda gratitud y alegría por la salvación y la vida nueva otorgada por el Señor. Ese es el mayor de los milagros.
La devoción a la Cruz, a Cristo crucificado, a la Pasión de Cristo ha sido desde el comienzo de la Iglesia una de las coordenadas principales de la espiritualidad cristiana. Entre estos espacios de encuentro con Jesucristo, el Santo Padre ha destacado la "rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos" y la ha presentado como "el precioso tesoro de la Iglesia católica en América Latina", invitando a promoverla y protegerla. (DA 258).
Y dentro de las expresiones de esta espiritualidad se encuentran, entre otras, las peregrinaciones y las procesiones, como la del Señor de los Milagros, donde se puede reconocer al Pueblo de Dios en camino. Allí los fieles celebran el gozo de sentirse inmersos en medio de tantos hermanos caminando junto a Jesucristo, el Señor de los Milagros. La decisión de participar en la procesión ya es una confesión de fe, el acompañar la procesión es un verdadero canto de esperanza y la mirada a la imagen es un encuentro de amor con el Señor de los Milagros que simboliza la ternura y la cercanía de Dios. La súplica sincera, que fluye sinceramente, es la mejor expresión de un corazón que ha renunciado a la autosuficiencia,  reconociendo que sólo nada puede.

¿P0R QUÉ EL COLOR MORADO?
En mes de octubre se le rinde culto a Sor Antonia del Espíritu Santo, quien inspirada de Dios fundó 15 de octubre de 1681 en el Callao una casa religiosa dedicada a la imitación de Jesús Nazareno, donde el mismo Señor la visitó con la túnica de Nazarena y fue idea suya adoptar sus hábitos de dicho color.
Tiempo después la Madre Antonia fundó una nueva casa de Nazarenas en Lima en un terreno donado ubicado al lado de la Parroquia de Monserrat, empezando a funcionar el 1 de enero de 1684, vistiendo solemnemente la pequeña Comunidad la túnica Morada.
El 20 de octubre de 1687 un pavoroso terremoto destruyó Lima y aparece la figura de Sebastián de Antuñano, quien les donó un terreno en la zona de Pachacamilla, adonde se mudan en el año de 1702.
Hay que resaltar que en dicha donación estaba incluida la bendita efigie del Santo Cristo de los Milagros pintado por el negrito angoleño. Es así como ese año pasan a ser la Madre Antonia con sus beatas sus Fieles Guardianas y Cuidadoras, como lo son actualmente sus sucesoras las Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas.
La Madre Antonia Lucía fue la gran gestora, junto a Sebastián de Antuñano, de la devoción al Señor de los Milagros de Nazarenas.

¿Y EL TURRÓN DE DOÑA PEPA?

Esta tradición se debe a una mujer que
 vivía en un fundo algodonero, en el Valle de Cañete de nombre Josefa Marmanillo, a quien la mayoría conocía con el apelativo de Doña Pepa, que había sido esclava pero que sufría de una parálisis que la había condenado a no mover ni juntar los brazos y manos por lo que pasó a ser esclava liberta.
Cuando se enteró acerca de los milagros que hacía la imagen del Cristo de Pachacamilla no lo pensó dos veces y se embarcó a Lima con el fin de acompañar a la procesión. Tanta era su fe que el milagro ocurrió en el instante en que ella se encontraba arrodillada orando e implorando ayuda al Señor: sintió que sus manos comenzaron a moverse hasta que al fin pudo juntarlas, cayendo al pavimento llena de alegría y gratitud por el milagro conferido.
A partir de ese instante quiso hacer algo para agradecer tal bendición, y en un sueño se le reveló la receta y durante un nuevo recorrido procesional, se le vio acompañando la imagen sagrada en posición erguida, llevando encima de su cabeza una tabla que contenía el sabroso manjar.
Fue entonces a partir de ese momento que se le conoce a tan popular dulce como el Turrón de Doña Pepa.




HIMNO DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS
Señor de los Milagros,
a Ti venimos en procesión
tus fieles devotos,
a implorar tu bendición.(bis)
Faro que guía, da a nuestras almas
la fe, esperanza, la caridad,
tu amor divino nos ilumine,
nos haga dignos de tu bondad.

Señor de los Milagros,
a Ti venimos en procesión
tus fieles devotos,
a implorar tu bendición.(bis)

Con paso firme de buen cristiano
hagamos grande nuestro Perú,
y unidos todos como una fuerza
te suplicamos nos des tu luz.

Señor de los Milagros,
a Ti venimos en procesión
tus fieles devotos,
a implorar tu bendición.(bis)


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